jueves, 20 de noviembre de 2008

¿Creen los mormones en el nacimiento virginal de Jesús?

Sí. Los líderes de los Santos de los Últimos Días y la sagrada escritura afirman que María era virgen cuando nació Jesús. Al igual que otros cristianos, los Santos de los Últimos días creen en la concepción milagrosa; sin embargo, no se atribuye ningún milagro al método de su nacimiento. Cuando Mateo citó la profecía: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14, Sociedad de Publicaciones Judías de América), él tradujo el texto original en Hebreo o utilizó la versión Septuaginta griega con un cambio leve. Mateo reemplazó la palabra griega “mujer joven” con la palabra “virgen”, reforzando de esa manera la naturaleza mesiánica de la profecía (Véase Mateo 1:23).
Basándose en la interpretación de Mateo y en la historia encontrada en el Evangelio de Lucas, los cristianos más antiguos aceptaron que María no sólo era una mujer joven si no que era virgen cuando Jesús fue concebido. Tanto Mateo como Lucas apoyaron independientemente la historia del otro sobre este acontecimiento sorprendente, proporcionando una base para aceptar que ellos dieron por fidedigna la información histórica sobre Jesús.
En el transcurso de los siglos, algunos cristianos cuestionaron la interpretación de Mateo; sin embargo, ésta ha soportado la prueba del tiempo como una de las creencias fundamentales del cristianismo: Jesús de Nazaret nació de una virgen llamada María. Los Santos de los últimos días aceptan el Nuevo Testamento como escrituras, además le dan una validez adicional al concepto de la concepción virginal en sus otras escrituras. El libro del Mormón, el otro testamento de Jesucristo, ofrece el testimonio de Nefi, un antiguo profeta, quien escuchó a un ángel decir: “He aquí, la virgen que tú ves es la madre del Hijo de Dios, según la carne” (1 Nefi 11:18). Además, Nefi presentó la profecía de Isaías de la misma manera que Mateo: “Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (2 Nefi 17:14). En el libro del Mormón, el profeta Alma testificó que Jesús: “nacerá de María, en Jerusalén, que es la tierra de nuestros antepasados, y siendo ella virgen, un vaso precioso y escogido, a quien se hará sombra y concebirá por el poder del Espíritu Santo, dará a luz un hijo, sí, aun El Hijo de Dios.” (Alma 7:10).
Al inicio de la Iglesia, algunos especularon el “cómo” Dios hizo este milagro, muchos como los judíos y cristianos procuraron identificar la manera en que Dios utilizó la ley natural en el Diluvio Universal, en la división del Mar Rojo o en el regalo del maná en el desierto, creyendo que los milagros cumplen las leyes naturales que se ocultan a los mortales. A pesar de cualquier tentativa de explicar el “cómo”, la Iglesia enseña constantemente que Jesús fue el único Hijo de Dios—diferente a otros mortales que han vivido, viven y aún vivirán. La actual doctrina oficial de la Iglesia y las enseñanzas que los líderes de la Iglesia realizan en público y de manera privada permiten que las escrituras se mantengan sin ningún comentario y de esa manera se acepta que: “no hay nada imposible para Dios” (Lucas 1:37).
Articulo publicado en mormonismo.net

jueves, 6 de noviembre de 2008

¿La Iglesia tiene un clero pagado?

Respuesta Personal de Richard Neitzel Holzapfel
En general, las organizaciones que operan a través de un modelo de ministerio pagado difiere, en varias maneras, del modelo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En un modelo de ministerio pagado, la persona a menudo decide obtener capacitación (un grado) y, a continuación, postula a un trabajo como ministro. Su salario generalmente depende de la congregación (si se trata de una gran iglesia, éste puede ser generoso, y si se trata de una pequeña iglesia rural puede ser muy modesto).
La Iglesia opera a través de un modelo de sacerdocio laico, con pocas excepciones. Los oficiales de la Iglesia llaman a los miembros a servir en una posición de liderazgo sin indemnización durante un período determinado de tiempo y sin ningún tipo de capacitación especial o grados. Estos miembros continúan en su trabajo y sirven en la Iglesia mientras no están trabajando. Estas personas aceptan llamamientos y los cumplen como parte de su compromiso con Jesucristo, a sabiendas de que en algún momento serán relevados de su papel de liderazgo, y que otro miembro local será llamado a tomar su posición. Un día una persona puede servir como un obispo (un líder en una unidad local) y al día siguiente ser relevado y llamado a enseñar a los niños.
Sin embargo, un pequeño número de líderes de la Iglesia que son llamados a servir a tiempo completo recibe un “estipendio de subsistencia.” Ellos no obtienen ninguna formación especial o grados, y no postulan a un puesto. Cuando son llamadas por los oficiales de la Iglesia, dejan su trabajo a tiempo completo y, por lo general, se mudan a una nueva ubicación para cumplir con su nueva asignación según las instrucciones de sus líderes. Aquellos llamados a un servicio de tiempo completo comprenden cerca de 350 presidentes de misión, que prestan servicio por un período de tres años y, cerca de 100 Autoridades Generales, que prestan servicio a tiempo completo en la sede de la Iglesia, por diversos períodos de tiempo. De este último grupo, quince profetas, videntes, y reveladores sirven hasta que mueren. Algunas Autoridades Generales son muy acomodados económicamente y no necesitan un estipendio. La práctica actual de proporcionar un estipendio a un número limitado de personas por un período determinado, permite a la Iglesia llamar a personas de un grupo más amplio que las que son muy acomodadas económicamente. Una vez que los presidentes de misión y algunas Autoridades Generales son relevadas de sus llamamientos, vuelven a su empleo o se mudan donde deseen. A su regreso, a menudo son llamados a servir como líderes laicos en la organización local de la Iglesia.
El dinero para los estipendios de subsistencia proviene de los ingresos producidos por las empresas en las que la Iglesia tiene inversiones. Hasta ahora, por lo menos, no se ha utilizado los pagos de diezmos para este fin. El importe de los estipendios de los presidentes de misión depende de las necesidades y circunstancias (las misiones en la ciudad de Nueva York y Londres son más caras que en otros lugares). Curiosamente, todas las Autoridades Generales reciben el mismo estipendio: el Presidente de la Iglesia recibe el mismo estipendio que un miembro del Primer Quórum de los Setenta. Cabe mencionar que hay un pequeño extra para algunos que tienen hijos a su cargo (una cantidad x de dólares por niño). Se espera que el estipendio permita un estilo de vida cómodo, pero modesto.
El modelo de la Iglesia de otorgar un estipendio de subsistencia se basa en diversas referencias de las Escrituras “porque el obrero es digno de su salario”, un principio que se aplica tanto a asuntos temporales como espirituales (véase Doctrina y Convenios 31:5; 106:3; 24:3, 7,9; 41:7 , y 42:70-73).
Articulo tomado de mormonismo.net

miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿Los mormones adoran a José Smith?

Por Richard Neitzel Holzapfel
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días veneran a los profetas bíblicos y a los apóstoles como Moisés, Isaías, Jeremías, Pedro, Juan y Pablo. Ellos creen que el Señor sigue llamando a profetas y apóstoles actualmente. Entre esos profetas, Dios ha escogido en estos últimos días a José Smith (1805-44), el primer profeta moderno.
Además de honrar a los profetas y apóstoles, los mormones creen, así como todos los cristianos, que “hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). Por ello, los mormones adoran real y sinceramente a Dios, el Eterno Padre, en el nombre de Jesucristo, el único Hijo de Dios. Ellos no adoran a ningún otro hombre o mujer no importa quiénes sean o qué hayan hecho.
Aunque los Santos de los Últimos Días creen que José Smith, como los profetas y apóstoles bíblicos, fue llamado por Dios para hablar en el nombre del Señor, ellos reconocen que José Smith era un mortal, capaz de pecar como cualquier hombre o mujer. Las revelaciones que él recibió del Señor lo desafiaban a arrepentirse, pero también le prometían, como Dios promete a todos los hombres y mujeres, el perdón que viene a través y por medio de la sangre expiatoria de Jesucristo. El mismo José Smith afirmó: “Nada puede ser más beneficioso para nosotros que las palabras de vida eterna que tiene el Salvador” (Enseñanzas del profeta José Smith [Salt Lake City: Deseret Book, 1976], pág. 364).
Los judíos, cristianos y musulmanes mantienen a sus antiguos profetas en lugares especiales de honor en sus tradiciones particulares. Sin embargo, ellos parecen conocer y estudiar las vidas y escritos de algunos profetas y apóstoles, como Moisés y Pablo, más que otros. En una situación similar, los mormones a menudo saben más sobre la vida y las enseñanzas de José Smith que muchos otros profetas y apóstoles. Este lugar especial que José Smith tiene entre los profetas se puede entender mejor, ya que los mormones creen que él fue llamado por Dios y ungido por Jesucristo para abrir el último capítulo religioso en la historia del mundo, antes del retorno triunfal de Cristo para reinar como “Rey de reyes” y “Señor de señores” (Apocalipsis 19:16). Este rol único, como Moisés, incluyó ver al Señor; liderar a Su pueblo en un gran movimiento hacia una tierra prometida; establecer un sagrado templo (el santo santuario) para adorar a Dios; y preservar Sus palabras que ahora son veneradas como santas Escrituras.
José Smith es un moderno testigo de Dios que testificó: “Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado de él, éste es el testimonio, el último de todos, que nosotros damos de él: ¡Que vive!
Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre” (Doctrina y Convenios 76:22-23).
Articulo publicado en mormonismo.net