miércoles, 20 de enero de 2010

Como responder a preguntas hostiles

¿Cual puede ser una forma apropiada de dar respuesta a preguntas hostiles sobre la Iglesia?
Steve F. Gilliland,obispo y director de Instituto, Long Beach, California.
Es una gran responsabilidad representar a la Iglesia ante la gente. ¿Qué sucede si uno dice algo equivocado? ¿Y si se les ofende? Además, siempre existe la posibilidad de que ellos nos pongan en vergüenza o nos ofendan a nosotros.
Dado que soy obispo y director de Instituto, muchas veces se me ha invitado a dar respuesta a preguntas sobre la Iglesia en clases universitarias y en otras iglesias. En mis presentaciones hago hincapié en los aspectos positivos de la Iglesia, porque es fácil hablar de los frutos del evangelio de Jesucristo y de todo lo que estamos tratando de hacer para poner en práctica sus enseñanzas en un mundo que presenta tantos obstáculos.
Pero siempre me preocupan las preguntas que pueden surgir; ¿cuál puede ser el verdadero motivo de la pregunta? ¿Y si alguien es hostil? Afortunadamente, las Escrituras proporcionan conceptos que pueden ayudarnos en estas situaciones. A medida que las he estudiado (en particular Alma 30), he descubierto algunos principios valiosos que me han guiado una y otra vez al tener que enfrentar investigadores amigables u hostiles.
1. Escuchar y aclarar.
2. Sugerir correcciones a los malentendidos.
3. Enfocar los puntos básicos del evangelio.
4. Testificar.
5. Explicar que usted no está interesado en debatir o argüir, sino en compartir su punto de vista y escuchar el de él.
6. Desafiar a la persona a que haga su parte.

(Steve F. Gilliland, "¿Cual puede ser una forma apropiada de dar respuesta a preguntas hostiles sobre la Iglesia", Liahona, agosto de 1987, págs. 13-15)

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